FERRARI MARIN

El Ing. Alberto Ferrari Marín era descendiente de dos tradicionales familias de la ciudad de Belén de Escobar: los Ferrari Buffoni y los Marín Willermet, los primeros italianos y los segundos franceses.

Era hijo de Juan Ferrari (1885-1945) y María Elvira Marín, eran propietarios de una chacra y tambo en campos cercanos al primitivo pueblo de Belén (de Escobar). De este matrimonio nacieron cinco hijos: Antonio, Juan, Carlos, Beatríz Elvira y Alberto Ferrari Marín nació el 29 de marzo de 1920 y falleció en su ciudad natal el 7 de agosto del 2014 a los noventa y cuatro años de edad.

Este curso sus primeros años de estudio en la vieja escuela de Spadachini y el secundario como alumno pupilo en el colegio San Carlos, también conocido como Pío IX de la Congregación Salesiana en el barrio de Almagro.

Se recibió de ingeniero agrónomo con medalla de oro y diploma de honor. Ya recibido trabajó durante un corto tiempo en el Ministerio de Agricultura, donde adquirió la suficiente  experiencia que luego aplicó en los establecimientos familiares, que en ese momento estaban dedicados de lleno a la producción lechera y a la agricultura. Además atendía unos campos en el pueblo de Alsina, partido de Baradero, donde experimentó con nuevas técnicas en el cultivo de girasol, maíz y trigo, mejorando y obteniendo cosechas considerablemente mayores.

                                                              

Su actuación profesional, pedagógica y política

 

Como ingeniero actuó en las cámaras de arrendamiento rurales, como perito agrónomo en los pleitos que se suscitaban entre arrendatarios y propietarios de campo. Eran tribunales especiales creados durante el primer gobierno de Perón. Trabajó como profesor en distintos institutos y establecimientos educacionales. En el año 1953, tuvo a su cargo una cátedra en el entonces Seminario de los Padres Vicentinos San Vicente de Paul de Escobar. En 1958 integró la Comisión Popular Pro-Creación de Partido de Escobar.

Presidió durante años la biblioteca José C. Paz del Club Sportivo Escobar, del que también fue tesorero. Fue presidente de la Junta Parroquial de la Acción Católica Argentina y miembro activo del Consejo Diocesano de la Diócesis de San Isidro, luego Zárate-Campana.

Recibió de ese movimiento cristiano una medalla en reconocimiento a sus 70 años de militancia, entregada en la Catedral Metropolitana. Fue socio del Club de Leones y luego miembro del Rotary Club de Escobar.

En el año 1997 recibió el Premio Municipal Granadero Juan Mateo Gelves de manos de intendente Luis Abelardo Patti. Fue además declarado "Ciudadano Ilustre de Partido de Escobar por su destacada labor desarrollada en los ámbitos educativos y culturales de todo el distrito.

Una faceta de su vida está ligada a sus ideales de juventud. Su admiración por Eva Perón, que evoca con respeto y su incursión en el peronismo en sus inicios por el año 1943, llegando a ser apoderado general del Partido Peronista en las elecciones generales de 1948 y, secretario administrativo de la Junta de Distrito de Pilar (Consejo del Partido), junto al "Tono" Lambertuchi, luego intendente municipal, que ocupaba la secretaría general. En esa ocasión, lograron imponer a Manuel Ferro Konig, como candidato a intendente municipal del partido del Pilar, cargo que ocupó entre 1948 y 1950...".

 

El Instituto General Belgrano

 

A principios de 1954 inició una de las etapas más notorias de su vida:, la de educador, junto a un grupo de hombres y mujeres fundadores del Instituto Secundario General Belgrano, pero fundamentalmente al lado del Dr. Enrique Claudio Cappello, "alma mater" de este primer centro educacional del partido de Escobar.

A instancias del Dr. Cappello, el 5 de abril de 1954, asumió como rector de dicho instituto., cargo que ocupó durante más de cincuenta años. Su dedicación a la docencia fue reconocido por el Consejo Superior de Educación Católica, que le otorgó la Distinción del Divino Maestro en el año 1989.

 

El funcionario público

 

Si la faceta anterior del Ing. Ferrari Marín, fue notable, existió otra no menos interesante que se enmarcó en su actuación como hombre público, al dirigir y administrar los destinos de la comuna de Escobar como Intendente Municipal, asumiendo la jefatura mediante un decreto provincial, quizás, no como sus principios republicanos se lo mandaban, pero es destino de los hombres no es materia controlable, acepto el desafío, tomándolo como un acto más de servicio hacia su comunidad. Su obra fue basta y dinámica, marcando una época, trasmitiendo lo que fue opinión generalizada de sus vecinos: "...su gestión fue una de las más renovadoras y avanzadas para su época...".

 

El viejo escritorio

 

Luego de casi siete años al frente de la comuna, el 25 de mayo de 1973, hizo entrega del cargo al nuevo intendente electo democráticamente: Alejandro del Carmen Burgueño, del justicialismo, partido triunfante en esas elecciones generales de 1973, luego de siete años de gobiernos militares.

Ferrari Marín tiene plena conciencia de deber cumplido y, sereno deja su despacho comunal y lentamente se dirigió a la antigua casona, sede del Colegio Belgrano, para ocupar nuevamente la dirección. Llegó hasta el nuevo despacho, que también le era habitual. Se sentó frente a su viejo escritorio, miró a su alrededor y clavó la vista en los retratos de sus amigos Cappello y Armano, ya desaparecidos. Se levantó, caminó unos pasos y ordenó el timbre de formación. Se acercó silencioso hasta el patio de ceremonias, observó como el Pabellón Nacional se elevaba hacia las alturas, lapso que le permitió recorrer los distintos pasajes de su vida: buscó una causa, una razón de todo lo vivido, hasta que dirigió su mirada hacia sus alumnos de guardapolvos blancos y, en un instante encontró el motivo y razón de su existencia: "...esos jóvenes de guardapolvos blancos eran los hombres y mujeres del mañana, eran el futuro promisorio de la Patria, eran en definitiva, la parte más importante de su obra...": (*)